lunes, septiembre 26

Romance gitano

Al dictado del inconsciente
y sin signo de rubor
aprecio con estupor
q comienza la rima hiriente

Veintiocho años en total
que tengo el culo marcado
por el crudo significado
del máximo inquietismo anal

No sean de intelecto obtuso
que con inquieto refiero
al gusto por ser viajero
y culo solo para cagar uso

Lo cual acontece y resulta
en que de tiempo en tiempo
y sin mucho miranmiento
marche de mi ciudad oculta

Las más veces fue un trabajo
otras las ganas de correr
si bien debo agradecer
q sea lo que pide el badajo

Esta vez es algo distinto
pues no salgo del mapa
la almeja es quien atrapa
y me llego a tierra de tinto

La labor como casi todas
es bien poco importante
números no son flipantes
aqui no llegan las modas

Lo diferente viene después
al dejar la tortura
y ver con amargura
cuan distinto todo es

Corsé de relación aprieta
y alta es la tentación
de pedir la suspensión
si no fuera por la teta

La amistad es otro cantar
pues aqui no viene nada
ni en enciclopedia ilustrada
de la virtud capitular

Y así continúa la lucha
dentro de la cabeza
si encuentra cierta certeza
aunque ésta no sea mucha

Ya veremos si se aprende
dónde está la felicidad
y si me cuenta la edad
la misma de qué depende

No son versos para llorar
tan sólo son pucheros
de un cagón poco sincero
que comparte su agrio pesar.

viernes, septiembre 23

Diario de Robinson

Día 14.- Ya han pasado dos semanas desde que aparecí tumbado en la playa de esta isla. Desde ayer ya puedo confirmar que lo es, pues me atreví a subir la colina que quedaba a mis espaldas y desde alli contemplé que en kilómetros y kilómetros a la redonda, todo es agua. Me pareció ver tierra a mucha distancia hacia el sur, aunque quizá se tratase de nubes, no lo se. De momento me he aprovisionado de cocos que me abastecen de bebida y alimento, y he intentado pescar, pero lo único que he conseguido enganchar ha sido una pequeña tortuga y algas. He de aventurarme a cruzar la isla, pues aunque parece deshabitada, es lo bastante grande como para que haya agua y a lo mejor alguna señal de vida humana. En la playa ni rastro del Karpathia, ningún superviviente y ningún efecto que indique la tragedia, hasta el mar se ha olvidado de mi.

Sigo durmiendo dentro de la balsa salvavidas, porque al menos me protege de las lluvias y del sol que durante el día lo abrasa todo. Está pinchada y me veo incapaz de reparla, así que de momento la emplearé de refugio. Además no me fio de que no haya animales peligrosos, pues ya he visto un par de serpientes y hay algún ser que de noche emite terribles gritos desde dentro de los manglares. Espero que jamás se atreva a merodar mi barca.

Hasta ahora no he visto nada en el horizonte, tan sólo agua y algún pájaro que planea y me hace morir de envidia. Cada día flojea más la esperanza de poder utilizar mi espejo de señales o mi pistola de bengalas... aunque quizá esta última sea la solución en unas semanas cuando en vez del agua, sea la cobardía la que me ahogue.